Cuatro municipios del sur se unen en escuela de paz
- Camilo Yepes
En Ataco, Chaparral, Rioblanco y Planadas hay una manera particular de construir paz: la que están asumiendo las comunidades con acompañamiento de Unibagué, Eureka Educativa y la Escuela de Desarrollo Internacional de la Universidad East Anglia, de Reino Unido.
Líderes y docentes de estos cuatro municipios son los principales actores del proyecto Escuela, territorio y posconflicto, que se articula al programa Paz y Región, con el que se propicia dinámicas orientadas a la discusión y la generación de conocimiento.
(Así empezamos: Unibagué ganó proyecto de paz financiado por Colciencias)
(Así empezamos: Unibagué ganó proyecto de paz financiado por Colciencias)
Una nueva ocasión
Una de las huellas de este proceso social es el tercer encuentro Construir paz desde el territorio, que se cumplió a las afueras de Ibagué y al que asistieron 70 personas, entre representantes de varias asociaciones y escuelas procedentes de las poblaciones beneficiadas.
“En este evento se generó también el diseño de propuestas de construcción de una cultura de y para la paz, que respondan a las necesidades identificadas en los municipios a través del proceso de investigación efectuado durante 2019”, explicó John Jairo Uribe Sarmiento, docente adscrito al grupo de investigación Zoon Politikon y líder del proyecto.
El propósito central
Comunidades y escuelas participan en la construcción de una cultura para la paz: no sólo se reúnen, discuten y crean propuestas, sino que además generan conocimiento y promueven su “fuerza transformadora comunitaria”. Ellos ponen en práctica la idea de “conocer para actuar”. Así es: su conocimiento es para la acción y en la acción.
Se trata de las mujeres que han sido capaces de crear escenarios de paz en medio del conflicto y que ahora emplean esta experiencia para enfrentar nuevas problemáticas, como la violencia doméstica o la exclusión de las oportunidades políticas y económicas que aún experimentan.
También se trata de los jóvenes que quieren apropiarse de su territorio, produciendo riqueza de otra manera y responsabilizándose de los problemas ambientales que enfrentan sus territorios.
Son, en conclusión, hombres, mujeres, jóvenes y niños que construyen paz desde abajo, desde un territorio que “produjo” más de cien mil víctimas y que ha sido escenario de intensas disputas entre grupos armados legales e ilegales.